Diversidad, artes marciales y cismogénesis
(Scott Adkins, David Graeber, Joe Rogan y otros tantos...)
Durante el pasado confinamiento, como muchos otros padres cincuentones, me aficioné a las películas de Scott Adkins. Scott es un actor y artista marcial inglés especializado en películas de “acción”. Ha tenido papeles “marginales” en películas de éxito como Doctor Extraño, The Expendables o John Wick mientras protagoniza películas de serie B (o C) como “Boyka” o “The Debt Collector”, que no se estrenan en cine sino que son realizadas directamente para plataformas de streaming y en las que nos deleita a sus fans con su maravillosa capacidad de repartir patadas y puñetazos acrobáticos a diestro y siniestro a gente mala que MERECE recibir esas brutales palizas.
A principios de 2021 Neil Young exigió a la plataforma musical Spotify (de la que soy super “heavy user”) retirar su música debido al contrato multimillonario que habían firmado con el podcaster Joe Rogan acusándole de difundir información falsa sobre las vacunas. “Podéis tener a Young o a Rogan, pero no a ambos”, dijo el músico canadiense.
Al ver esta polémica y las declaraciones de mi admiradísimo Neil Young, no tuve duda alguna de qué lado debía posicionarme, y como cliente de Spotify así se lo hice saber a la compañía.
A estas acusaciones se sumaron otras en las que se demostraba el uso continuado de términos racistas en los podcast de Joe Rogan.
Aunque la cruzada de Neil Young tuvo un amplio apoyo, entre otros el de Joni Mitchell , Joe Rogan también tuvo famosos defensores: Elon Musk (cómo no..), Dwayne Johnson… y para mi sorpresa también Scott Adkins, que publicó un tweet mostrándole su apoyo. Recuerdo que contesté a dicho tweet con un “¡Oh no Scott, tú no!”, Scott Adkins tuvo la amabilidad de responderme con una frase tipo “Siento defraudarte, pero soy un defensor de la libertad de expresión”.
Aunque agradecí que alguien a quien admiraba tanto se tomase la molestia de contestarme directamente vía Twitter, quise hacerle ver su error haciéndole ver algunas de las “desinformaciones” que divulgaba en su Podcast.
. Entonces me dí cuenta. No sabía nada de Joe Rogan, jamás había escuchado uno solo de sus podcast o leído un solo artículo suyo. Mi conocimiento del personaje era totalmente nulo, jamás había escuchado su nombre hasta la denuncia de Neil Young, a quien admiraba y admiro infinitamente, y al que por ello había considerado un enemigo de la humanidad. No había necesitado más que un titular de uno de mis músicos favoritos.
Este fenómeno es conocido como “Cismogénesis”, un término que descubrí gracias al antropólogo David Graeber en su trabajo “Culture as creative refusal”, pero que fue acuñado por el también antropólogo Gregory Bateson,
Este término (cuya traducción literal es “creación de divisiones”) explica por ejemplo cómo se redefine el concepto de lo que está bien y está mal en una tribu cuando entra en contacto con una tribu rival, dándose el fenómeno de que en ocasiones un grupo rechaza con vehemencia determinada práctica que podría serle útil simplemente porque es popular en el grupo contrario.
Es decir, lo que en el grupo rival está bien visto puede convertirse en anatema en el nuestro de manera automática, aunque sea perjudicial para nuestros intereses.
Esto explica que el contacto entre dos sociedades en muchas ocasiones no genera una integración gradual que lleve al equilibrio, sino que el contacto llega a intensificar las diferencias, al asumir como hostiles los valores que la otra sociedad tiene como propios.
La contínua y creciente polémica en relación al uso del hiyab entre las mujeres musulmanas que viven en Europa, el conflicto en Cataluña, o el veto que existía en la URSS a elementos tan característicos de la cultura “occidental” como el rock pueden ser buenos ejemplos de “Cismogénesis”
La sociedad española desgraciadamente se encuentra cada día más polarizada. Las famosas “dos Españas”, un concepto que viene del siglo XVIII , que ha causado cuatro guerras civiles desde entonces, ha cobrado un vigor inusitado en nuestra política diaria y entre las nuevas generaciones. Y como si de un “reparto de cromos” se tratase los principios defendidos por una de “las Españas” son rechazados automáticamente por la otra.
¿Las víctimas? : Entre otros. temas en los que deberíamos encontrar un consenso, como los relativos a los derechos de la mujer y de las minorías.
Recientemente veía en Tik Tok (red social extremadamente popular entre los jóvenes) un vídeo en la cuenta de la Policía Nacional (con casi milón y medio de seguidores) en el que se alertaba con un vídeo sobre los “tocamientos” a mujeres en el transporte público, un tipo de agresión sexual que muchísimas mujeres han sufrido y siguen sufriendo.
Las respuestas al mismo me dejaron helado: decenas de (aparentemente) jóvenes varones quejándose de la desigualdad mostrada en ese vídeo, de que “por qué no advertían también de los tocamientos de mujeres a hombres” y alegando una supuesta desprotección frente a la mujer por el simple hecho de ser hombre con frases como “si una mujer te denuncia acabas en la cárcel sin poder hacer nada”. Pocas cosas me han sorprendido más que en pleno 2023 ver que un vídeo de la Policía Nacional que advierte de las agresiones sexuales a mujeres en el metro pudiese enfrentarse al “negacionismo”.
Es descorazonador ver una sociedad dividida y enfrentada por temas que deberían ser un punto de encuentro: la lucha contra la violencia machista o el impulsar medidas para favorecer que las mujeres accedan a puestos de responsabilidad con igualdad de oportunidades frente a los hombres son, por mucho que pueda sorprender, un motivo contínuo de enfrentamiento en el parlamento y en los medios de comunicación que se traslada a la sociedad.
En nuestro país aún hay (cada vez menos) algunos consensos transversales: la sanidad pública, universal y gratuita, educación pública y gratuita, solidaridad entre generaciones a través de las pensiones de jubilación… Sabemos lo que sucede en las sociedades donde esto no es así: personas que tienen un accidente en mitad de la calle y ruegan que por favor no avisen a una ambulancia porque no tienen dinero para pagarla, familias arruinadas porque uno de sus miembros tiene cáncer, ancianos de más de 80 años que tienen que seguir trabajando porque no disponen de pensión, debate sobre si los profesores deben ir armados a las aulas para abatir a alumnos también armados que quieren asesinar a sus compañeros…
La inclusión y la equidad social debería estar entre esos consensos y para ello el primer paso es que quienes nos representan en el parlamento no lo usen como un arma arrojadiza para ganar un puñado de votos y trabajen en la búsqueda de esos consensos, y el segundo que nosotros, como ciudadanos, en vez de asumir como propia la consigna de nuestro político/a o periodista favorito y replicarla, dediquemos unos minutos a reflexionar ,a analizar las evidencias, y a contribuir a crear una sociedad mejor para nuestros hijos/as y nietos/as.